NO ES LA TRISTEZA ES EL EXILIO
DANTE N. PINO ARCHONDO
Paseando por el malecón, viendo ese mar de contornos verde oscuros, sintiendo sus golpear sus olas con la fuerza del que llega hasta la orilla, respirando ese aire olor a sal y vida, divisando la punta del Callao a un lado y la cresta empinada del morro al otro, escuchaba la canción del Savia Andina y esa estrofa que decía: “de ande es lindo, de ande es lindo, de ande es lindo de ahí soy yo, tarijeño soy señores, lindo chapacu cantor” no pude menos que pensar en la patria y sentir profundamente su ausencia, como cuchillos que parten el alma.
El mar y mi esencia. El mar mi distancia. Mi esencia, la montaña
y el calor de mi gente en olores de valle y cantares de calma.
No se pierde lo que tienes en la sangre. No se olvida lo que la
memoria reserva. No se puede volver al pasado, pero se puede renacer en el
tiempo.
El exilio me marca, me deja una llaga que nunca se perderá. Estoy
lejos y tan cerca, que quisiera extender el brazo para tocar a mi gente…y no
puedo. Al final es la cárcel. Es lo mismo.
Entonces siento como crece la ira, alimentada de impotencia, al
ser yo de ande es lindo y mirar el mar que marca la lejanía, que obliga recordar
con su furia de donde soy. Es el dolor que se prende y que me inunda hasta nublar
mi vista. Ya no sé si volveré, si podré de nuevo pisar mi origen y si envuelto
en el misterio de los anhelos podría recorrer lo que un día fe mío.
“Quien dijo que todo está perdido. Yo vengo a entregar mi
corazón”