LA
UNIDAD ES PROGRAMATICA NO PERSONAL
Dante
Napoleon Pino Archondo
La unidad entre partidos políticos se
entiende como una coincidencia ideológica y programática que encuentra
sus nexos posibles. Este entendimiento hace de la unidad un instrumento capaz
de dar gobernabilidad en caso de vencer las elecciones.
Otra cosa, muy distinta es la unidad
electoral. Que es temporal, unida por las circunstancias que desaparecen o
cambian cuando el proceso termina, según los resultados obtenidos.
La unidad de la izquierda era reclamada en
los años 70 y 80 ante la opción del nacionalismo revolucionario, expresado en
varias siglas. Para ganarle a la derecha, la izquierda veía el camino de la
unidad como la solución. Y así se formó la Unión Democrática Popular (UDP) en
conversaciones sostenidas en el exterior, por el MNRI de Siles Suazo, el MIR
con Jaime Paz y el PCB con Jorge Kolle Cueto.
Hoy, a 44 años de esa unidad, las cosas han
cambiado. Es la derecha la que reclama la unidad, para enfrentar la hegemonía
social del MAS. Y está desorientada. Cree que dialogar en el exterior para
acercar posiciones está mal, que primero se debe buscar a la persona y luego
ver qué se hace, que habría que realizar primarias abiertas o cerradas, en fin,
dan giros en el mismo sitio.
En 1980, la economía nacional andaba, como
ahora el 2024. Los gobiernos militares desde 1964 a 1978, habían terminado con
altos déficits fiscales acumulados, con reservas internacionales negativas, con
un endeudamiento externo e interno muy elevado, y emitiendo dinero sin
respaldo.
Lo mismo que ahora. Pero en circunstancias
distintas. El MAS se autocalificó como la respuesta al neoliberalismo y se
convirtió en una organización tutelada por un socialismo ajeno a su
idiosincrasia. Cocaleros asociados al narcotráfico, usando una sigla política
para mimetizarse. Más neoliberal que esta actividad, no hay otra.
Pero mimetizarse como organización política,
es necesario. Sin ese disfraz, pierden todo el respaldo social que tienen. Y
por eso sacrifican las soluciones económicas para conservar el rostro político.
Entonces, el MAS no es la solución sino el problema.
Por eso, aclarar y definir al MAS ante el
electorado como una organización criminal, sostenida por la trasnacional
del crimen organizado desde Cuba y Venezuela, es absolutamente necesario.
Contraponer al Estado centralista y
autoritario, el Estado autonomista y democrático. Recuperando la Republica y la CPE de 1964
– 94 es terminar con la artificialidad de un Constitución ajena a la realidad
nacional y promotora de la división nacional
Hay que afirmar que la libertad
individual es la base de las libertades sociales y que la propiedad privada es
inviolable y necesaria para desarrollar las fuerzas productivas nacionales.
Un Estado enmarcado en sus tareas base como la educación, salud y seguridad
ciudadana, sin intromisión en la actividad económica, es el cambio que los
tiempos actuales demandan.
Quien tenga la capacidad y sagacidad para
explicar y atraer la atención de los electores sobre estos asuntos centrales,
será quien reúna las condiciones suficientes para dirigir a la oposición.
No es entonces quien, sino qué, lo que debe
producir la unidad. Y no son elecciones anticipadas, las que resuelven esto,
sino la voluntad y decisión de quien se sienta capaz de transmitir su ideario.
El líder se forja en la lucha y enfrentamiento con su contendor. No en los
pasillos del acuerdo.