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viernes, 6 de agosto de 2021

 

BOLIVIA ENTRE GOLPES Y FRAUDES



DANTE NAPOLEÓN PINO ARCHONDO

En el día de la patria, como todo boliviano, me uní a los actos de festejo que se hacen con motivo de la ocasión. Así que usando el Facebook di con la transmisión que se hizo desde el reciente hemiciclo parlamentario, donde ¡oh! sorpresa el audio me remitía a gritos de golpe y fraude emitidos por los asambleístas, (así se les dice ahora a los congresistas) mientras el pobre David Choquehuanca pedía, imploraba, gemía por un poco de calma y serenidad. Golpistas eran los opositores y fraudulentos los oficialistas. En medio de la gritería pude oír algo así como “¡no tenemos miedo carajo!”

La historia, dicen, la escriben los vencedores. Los vencedores de hace un año eran los opositores de ahora, los vencidos de ayer son los vencedores de hoy, y, qué creen?, pues que los unos y los otros tienen su historia escrita. La diferencia - lean bien esto - es que los que representan en la Asamblea a los vencidos de hoy, vivieron los sucesos, que los vencedores ahora quieren negar. Si no entendió, yo lo comprendo. Esto, estimado lector, es Bolivia.

Dicen que Bolivia es la creación de unas cabezas, que, en medio de la horrorosa guerra de la emancipación vieron la oportunidad de ser cabeza de ratón para evitar ser cola de león. Y el Alto Perú se desmembró del Perú y esas cabezas que vivían entre el virreinato de Lima y el de La Plata, convencieron al Libertador Antonio José de Sucre, que convenciera, a su vez, al Libertador Simón Bolívar, que aceptara la independencia de estas provincias del Perú.

Desde entonces Bolivia es una república que se debate entre el ser y no ser de su mezcla étnica y cultural, entre el grito de libertad, que parece estar negada por los dioses andinos, ofendidos por la espada colonial y la búsqueda de un “destino común” que se diluye entre un curioso retorno al pasado y visiones de futuro que no logran encontrarse.

Nos enseñan que la republica fue la continuidad que los herederos de la encomienda se encargaron de sostener, y que los desheredados se encargaron de acabar el año de 1952 después de retornar de una guerra, donde el apetito petrolero enfrentó a dos países pobres. Fue esa revolución la que terminó con el pongueaje, la servidumbre y la exclusión. Tuvieron que pasar 53 años, desde entonces, para que un indígena salido de las tierras del altiplano orureño ganara unas elecciones y asumiera la presidencia de la república.

Podríamos decir que los ríos de la encomienda y los desheredados se juntaron en ese momento. Sí, fue así. Pero ese encuentro no ha encontrado su cauce, estamos en el momento justo del choque inmenso de esas aguas turbulentas cargadas de historia.

Para unos la historia comienza el año 2005 y para otros es la continuidad de lo vivido, nada mas. Y los vencedores de hoy quieren escribir lo suyo, negando sus errores, exactamente igual que los vencedores de ayer. Por eso los gritos de Golpe y Fraude parecen resumir lo que los bolivianos han tenido desde aquel 6 de agosto de 1825.

Una sucesión de golpes de Estado y una historia repleta de fraudes, cartas marcadas y traiciones, donde los encuentros han sido pausas para respirar y recuperar fuerzas que vuelvan a la confrontación en la búsqueda de ese ser y no ser, de ese pasado que nos retiene y de ese futuro que nos negamos.

NO REPITAMOS EL PLATO POLITICO

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