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viernes, 28 de abril de 2023

LA SOLUCION ECONOMICA ES POLITICA

DANTE NAPOLEÓN PINO ARCHONDO 

Hay algunas afirmaciones y negaciones que andan dando vueltas como trompo y en su girar dirigen las miradas hacia él, evitando que se vea el entorno.

Por ejemplo, el gobierno insiste en que la ley del oro terminará con la sobre demanda de divisas, cuando en realidad, esa ley, es como un permiso para delinquir después de cometido el delito. El oro ya salió del país, ya se pignoró, y, ahora, cuando la crisis desvela que las reservas internacionales no cubren las necesidades mínimas de las importaciones, caído el telón que nos mostrará la realidad, piden una ley para cubrir sus actos ilegales.

O cuando gastan dinero de los contribuyentes para difundir la mentira de que Gonzalo Sánchez de Lozada habría privatizado las pensiones con las AFPS, y lo que se hizo, fue evitar el colapso del Fondo de Pensiones que ya no podía seguir pagando las jubilaciones, porque estaba descapitalizado y además utilizado como fuente de enriquecimiento de sus directivos, gestores amparados por sucesivos gobiernos. 

No se les dice a los trabajadores que ya tuvimos el sistema de reparto y que no funciona porque simplemente no hay los suficientes trabajadores activos que coticen para sostener a los pasivos que crecen en número. Es algo tan simple como exigir a un padre de familia que aumente sus gastos sin que aumenten sus ingresos. Con el 80 por ciento de la fuerza de trabajo que no cotiza, porque están en actividades como  cuenta propistas, comerciantes minoristas, pequeñas empresas esparcidas por todo el país, que viven en el mundo de la informalidad, se insiste en que la Gestora es la solución.

O cuando se dice que hay aumento salarial. ¿Para quienes?  Para ese minúsculo grupo de trabajadores formales que están en empresas a las cuales se las exprime como limón para sacarles impuestos y atosigarlas con aportes que significan 1,5 veces más que el salario mínimo. Y después proclamar que estamos en una política de sustitución de importaciones. 

Las incoherencias del gobierno son patéticas. Por eso afirmo que no hay ni hubo un modelo económico, desde el 2003 hasta ahora. Un modelo es un sistema, compuesto por partes que actúan para obtener un resultado. Modelo económico tuvimos en 1985 y 1993, porque ambos casos, las políticas monetaria, cambiaria, salarial, productiva, de comercio exterior y tributaria, apuntaban en el mismo sentido.

Quien puede afirmar que ahora hay coherencia en lo que se hace. Todos van por su cuenta y por el lado que les canta. La política tributaria y arancelaria, no aplica con la sustitución de importaciones, la política salarial no encaja con el aumento del empleo y la productividad, la política monetaria expansiva junto con la indisciplina fiscal atentan contra la estabilidad monetaria, cambiaria, las exportaciones e importaciones. Es un chairo donde todo cabe. Y eso, quieren denominar modelo social, comunitario y productivo. De eso, hicieron una bandera de éxito político, mientras el dinero abundaba para el derroche. 

Bolivia está a un paso de tener una real crisis en su balanza de pagos, de entrar de la iliquidez a la insolvencia, de comenzar a sentir un proceso inflacionario que ira carcomiendo los ingresos de los más pobres. De vivir tiempos de escasez y mercados negros, de especulación y desconfianza, de explicaciones que no explican y de soluciones que no solucionan.

Todo porque el gobierno no quiere reconocer la autoría que tiene en el desencadenamiento de esta crisis. Porque quiere anteponer su absurdo ideológico a la realidad objetiva y dejar que la crisis avance buscando culpables, en una supuesta derecha, en el neoliberalismo, en el corto período de la presidente Añez, y en cuanto diablo puedan pintar en la pared.

Estamos en una encrucijada. O resolvemos el problema que se llama gobierno del MAS y tomamos un rumbo diferente, o viviremos tiempos de angustia, dolor y desesperación. Porque la crisis económica ya no se resuelve con consejos o miradas económicas, está por encima de todo eso. La solución a la crisis económica es política. Y esto es lo que no debemos perder de vista.




DEFICIT FISCAL Y TIPO DE CAMBIO

 Hacer las cosas fáciles o difíciles depende de la capacidad que tiene una administración para saber que hay problemas, porque de eso depende lo demás, conocer el problema es básico, si no lo entiendes, o ni siquiera asumes que tienes un problema, la solución no existe. Se comete un "error fundamental".

Un problema económico - social, en la medida que no se resuelve, crece, se complica y avanza. Esto es lo que sucede ahora en Bolivia. Está viviendo una crisis acumulada a lo largo de 16 años de manejo discrecional de sus ingresos, de sobregiro en sus gastos y de no haber resuelto la dependencia histórica de su modo de producción primario exportador. 

En otras palabras hace 71 años Bolivia continúa siendo un país, atrasado, dependiente y exportador de materias primas.

La dependencia no es sólo económica, es también cultural y política. Desde hace 71 años busca la manera de romper esa dependencia y tal parece no puede y quizás no quiere, como si una fuerza cósmica la retuviera en medio de sus Andes y sus llanos.

Bolivia confronta los inicios serios del retorno a la crisis económica de los años 80. Déficit fiscal acumulado, balanza comercial deficitaria, caída de Reservas Internacionales, desajuste cambiario e inflación aguda.

El diagnóstico actual pasa por lo descrito. No voy a repetir todo lo dicho sobre el derroche de miles de millones de dólares que pasaron por el gobierno de Evo Morales durante 15 años. Voy a concentrarme en la situación que estamos confrontando.

Tenemos un balanza cambiaria deficitaria de $us 17.200 millones acumulada desde el 2015, que tiene origen en la balanza comercial. Asimilar esto es básico. Pues la perdida de divisas tiene impacto directo en la pérdida de las Reservas Internacionales. $us 12.200 millones de salida neta de divisas que ocasionó $us 11.200 millones de perdidas en las RI (2015-2022)

A esto debemos sumar el atraso cambiario y el gasto fiscal expansivo. Tenemos un atraso cambiario de 30%, es decir , el boliviano está apreciado respecto al dólar americano. Dólar barato en Bolivia, incentiva las importaciones, las que deben ser atendidas con las RI.

Esta apreciación del boliviano, tiene efectos sobre el nivel de precios, y se refleja en el resultado de la baja inflación. Bandera que levanta el gobierno para decir que la economía es estable.

Tenemos una inflación baja, porque tenemos un dólar barato que permite importar bienes y servicios legal y/o ilegalmente. Mantener un dólar barato tiene costo, y exige que los ingresos de divisas sean mayores a los egresos. Lo cual no depende de la economía nacional sino del mercado internacional. 

Por eso las Reservas Internacionales disminuyeron de $us 15.500 millones a $us 3.500 millones en ocho años. Para resolver este daño, hay que tomar dos decisiones dolorosas pero necesarias. 

Reducir el Gasto fiscal a la mitad y dejar que el tipo de cambio fije el mercado de divisas.

Esto termina con la crisis cambiaria, determina un nivel de precios real y reajusta la producción nacional. Tiene un costo social sin duda, porque termina con el Estado empleador, modifica los costos de producción junto con los salarios y obliga a dejar las nubes para pisar suelo.

El presidente Arce nos dice que la solución es aumentar el número de empresas publicas, entregar el Litio a una super explotación, como hicieron con el gas, seguir con la subvenciones a los combustibles, dejar el tipo de cambio fijo para fomentar el contrabando y esperar que todo esto tenga un resultado milagroso.

En economía no hay milagros, solo resultados, y, el fomento del gasto fiscal con un tipo de cambio fijo nos ha llevado a la situación actual. 

En 1985 el presidente Víctor Paz Estensoro tuvo que aplicar medidas de shock y reencausar la economía por el camino de la racionalidad. Eso nos dio paso a 20 años de estabilidad, paz social y crecimiento económico. 

Como entonces, la salida ahora, tiene un contenido político. El gobierno del MAS no es la solución, es el problema.



NO REPITAMOS EL PLATO POLITICO

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