Dante N. Pino Archondo
Para el año 2022, las
exportaciones de gas a Brasil y Argentina sumarán 1.255 millones de dólares.
Las importaciones de gasolina y diésel serán de 837 millones de dólares. Queda
un magro saldo de 418 millones, pero las subvenciones al gas y gasolina alcanzarán
a 1 mil millones de dólares. ¿Qué queda? Un déficit de 582 millones. Señores el
gas ya no alcanza para seguir con el derroche de 14 años atrás.
Bolivia creció al compás de sus
exportaciones de gas, que estaban, por contratos, ligadas al precio del petróleo.
A medida que los precios fueron altos el PIB fue mayor y viceversa. Pero ahora
esa fórmula ya no va.
El déficit fiscal para el 2022 estará
en un 10 por ciento del PIB. La deuda externa que tiene el país a junio 2021 está
en 12.500 millones de dólares y la deuda interna alcanza a 10 mil millones,
estamos en 22.500 millones de dólares. Bolivia no puede endeudarse más. Por
tanto, el financiamiento del déficit fiscal se hará con el soporte de impuestos
al sector privado. ¿Es esto posible?
El gobierno piensa gastar 45.235
millones de bolivianos el próximo año en el pago de sueldos y salarios al
sector publico que depende de él. Son 526.000 empleados públicos. Una masa de
gente que podría ser la quinta ciudad en Bolivia. Para financiar este gasto el
gobierno va a incrementar los impuestos en 15 por ciento, de 37 mil millones de
bolivianos a 42.400 y usará las recaudaciones por IEHD e IDH en 12 por ciento,
de 45 mil millones de bolivianos a 50.400 millones. O sea, en cristiano. Los
impuesto nacionales se destinarán a sustentar una burocracia parasitaria y
movimientos sociales delincuenciales. ¿Queremos avalar esto?
Por último, las reservas liquidas
(lo que se tiene a mano) alcanzan a 1.700 millones de dólares. Debemos pagar
Bonos emitidos por el señor Arce cuando fue ministro cajero de Evo por 1.500
millones de dólares. Esto nos deja al borde de la cornisa.
Queridos amigos lectores. Esta es
la cruda realidad. Pero seguro que muchos estarán pensando cómo pasarán las
fiestas de fin de año y los carnavales, Amén.
(datos: La Economía Boliviana
hacia el 2022: Antonio Saravia)