ECONOMIA MALA PALABRA
DANTE NAPOLEÓN PINO ARCHONDO
La
pandemia tuvo la virtud de descubrir muchas verdades ocultas. Una de ellas
fueron los sistemas de salud. Sistemas mejor o peor capacitados para enfrentar
el virus, todos, revelaron que el presupuesto dedicado a su sostenimiento y
eficacia no era óptimo.
La
realidad más amarga se develó en las economías dependientes, atrasadas y
exportadoras de materias primas. Sitial que ocupa Bolivia en la región. El
retrato de un gobierno derrochando recursos en obras sin importancia social,
cultural y menos productiva, durante 14 años, resulta más doloroso, cuando se
comprende, ahora, que se pudo haber cambiado la cara del sistema de salud
pública, el de la educación, y el de la producción.
Haber
manejado ingresos diez veces mayores a los de cualquier gobierno de los últimos
sesenta años, haber tenido el Poder del voto en la Asamblea Legislativa y el
control del Estado absoluto, nos dice que, si alguien pudo haber cambiado la
realidad nacional ese fue el gobierno del señor Evo Morales.
De
un ingreso anual promedio por exportaciones de alrededor de 1500 millones de
dólares hasta el año 2006, pasamos a tener 6 mil millones de dólares por año.
La lluvia de dinero que tuvo Bolivia, debido a esto, se tradujo en la
confección de un presupuesto nacional billonario. Presupuesto que priorizó el
gasto corriente, las inversiones superfluas, las obras de costo inflado, el
endeudamiento interno y externo (increíble) y la inversión como partida
presupuestaria que nunca pudo ejecutarse mas del 60 por ciento promedio.
Al
final del día, Bolivia quedó con una economía destrozada por el gasto
ineficiente, improductivo y estigmatizado por la corrupción. Ese es el
resultado del castro-chavismo enquistado en el gobierno. La economía boliviana
terminó con un 8 por ciento de déficit fiscal, con déficit comercial en su
balanza de pagos, con un endeudamiento interno y externo superior al 40 por
ciento del PIB, y una pérdida de más del 70 por ciento de sus reservas
internacionales, que se traduce en un sistema de salud pobre, incapaz de
resolver la crisis pandémica, con la educación destruida y el aparato
productivo moribundo. Así terminó el supuesto milagro económico de Evo Morales
Aima.
El
castro-chavismo acabó con la economía nacional de Cuba, Venezuela, Nicaragua,
Bolivia y pretende ahora alojarse en Perú, tiene puestas sus garras en
Argentina y está debilitando a Chile.
La
economía es mala palabra para los gobiernos del crimen organizado, la destruyen
con consignas populistas y expanden el negocio del narcotráfico. En nombre del
pueblo cometen el crimen de sumirlo en la pobreza y quitarle las libertades.
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