Dante N. Pino Archondo
Vamos por lo
sencillo. Si alguien tiene el nombre de Jesús, eso no lo convierte en Dios,
puede llamarse así, pero ser un verdadero hijo del diablo. Lo mismo sucede con
las leyes que el MAS está queriendo aplicar. Las bautizan con nombre de santo,
pero son el engendro del diablo.
La llamada ley
contra las ganancias ilícitas debió haber sido aprobada en el período de
gobierno del señor Evo Morales, o sea, hace 14 años. Entonces el ministro de Economía
era el señor Luis Arce, actual presidente del Estado Plurinacional, quien,
postergó su tratamiento por instrucciones del Jefazo que le transmitió la
preocupación de sus socios dedicados a la coca y la droga, junto con su
desacuerdo para que sea tratada. Razón por la cual la ley se archivó.
Ahora ante la
inminente prueba de consistencia que le hará la GAFILAT, (Grupo de Acción
Financiera Internacional para América Latina), con el fin de verificar si
Bolivia cumplió con sus compromisos asumidos, que la colocan en la lista negra
de naciones poco confiables en el lavado de activos y otros manejos ilícitos
provenientes de actividades como el narcotráfico, decide aprovechar para
promover una ley tan rigurosa, tan temible, tan dura, que le otorgue al
gobierno la medalla de oro en materia de lucha contra las ganancias ilícitas y
el terrorismo.
Esta decisión y
defensa que hace el gobierno de Arce de la ley que, contrasta con el
encajonamiento que le hizo antes, tiene al menos dos explicaciones: La espada
de Damocles que tienen los Estados Unidos sobre el cuello del gobierno, que
está observado como un país productor, comercializador y transportador de
droga, cuyas repercusiones unidas a las detenciones de connotados
narcotraficantes que se produjeron en los últimos meses le daría piedra libre
para tomar medidas de carácter financiero contra Bolivia por incumplimiento de
acuerdos, con lo cual cualquier financiamiento solicitado a organismos
financieros internacionales sería trabado, y esto, en la actual situación
económica nacional es muy grave.
Y por otra parte
una cosa es como te llamas y otra que haces con tu vida. Por eso las
características de la ley trata a todos como sospechosos, colocando a la
actividad del narcotráfico en calidad de sombra no vista, pasa desapercibida, y
si, logran el propósito de promulgarla como está redactada, entonces, ganan
porque establecen una policía especial con luz verde para incriminar al que
quieran y se ponen la medalla de oro contra estos ilícitos con lo cual se
quitan la espada del imperialismo de su cuello y la colocan contra la
ciudadanía que deseen.
Entre la necesidad
de tener una ley que saque al gobierno de su anatema moral como socio y encubridor
del narcotráfico y la de arrinconar a la oposición política la decisión de
promulgarla es imperiosa. Además, la mañas y acciones políticas del MAS en su
accionar desde que son gobierno, está la de aplicar la ley para el enemigo, y
darles todos a sus amigos (léase coca y cocaína). Con lo cual ganan por todo
lado: se pintan de santos luchadores contra lo que protegen y defienden,
arrinconan a la oposición política, sus enemigos, y se ganan imagen
internacional de lucha contra estos ilícitos.
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